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​​​Apasionada de la Vida y de profunda espiritualidad y sensibilidad cultivaba, en su privacidad e intimidad, uno de sus predilectos poemas de Pere Casaldàliga que tanto le gustaba. Lo hacia siempre praxis de su vida. En Ella hoy se hace presente: El Corazón lleno de Nombres:


Al final del camino me dirán:

-¿Has vivido? ¿Has amado?

Y, yo, sin decir nada,

abriré  el corazón lleno de nombres 


Con sabiduría y fortaleza asumíó la enfermedad, acogió el final del camino y abrió el corazón lleno de nombres.



Su compromiso con la Vida y su gratuidad; su fortaleza y valor; su saber y sus aportes a la construcción de un mundo más humano y solidario, desde la defensa de los derechos de las mujeres populares y la paz, caracterizaban su trayectoria. Con su hacer, pensar y sentir nos ayudó a comprender más la realidad; a ser más humanos, a feminizar nuestro ser y nuestra mente, a conmovernos frente al sufrimiento y la injusticia;  y a comprometernos en la defensa y el cuidado de la Vida.



Nos enseño a crecer espiritualmente y a darle un lugar al amor en nuestro quehacer comprometido .   Damos gracias a la Vida por la Vida de Consuelo y agradecemos el privilegio de su amistad. 

El Corazón lleno de Nombres: 


El jueves día 24 de septiembre de 2015 nos dejó Consuelo Arnaiz Pedrosa

nuestra amiga y compañera de camino y de apuestas a favor de la Vida y la Paz.

                                                                                                                                                                                                                                                                                  Cidesd,   25 septiembre 2015

 

  Consuelo Arnaiz Pedrosa 



La Vida nos permitió disfrutar del trabajo en equipo, del saber y de la amistad de Consuelo. De su aparente fragilidad y debilidad surgía y destacaba  su valor, su coherencia y su profunda lealtad que definan su trayectoria, su compromiso en la defensa de la vida y su capacidad de reflexión intelectual y creatividad al servicio de una sociedad más justa y en la búsqueda de la Verdad particularmente, para las mujeres populares y mujeres víctimas de las distintas formas de violencias y de la guerra interna.


Consuelo, desde la década de los años 70, escogió Colombia, su país de adopción, a la población y a las mujeres afrocartageneras, como sus más cercanos, las entrañables de su corazón. Conmovida siempre frente a la injusticia y el sufrimiento de otro ser humano, fue un ejemplo de compromiso con la población más desfavorecida, especialmente con las mujeres de los sectores populares,  y en la búsqueda de la justicia.


Defensora de la Vida, por su Palabra pasó esta realidad nuestra que otros han querido ocultar. Su palabra, su compromiso de muchos años, son un enorme aporte intelectual, pero sin duda moral para nuestra sociedad, enclave amorosa del cuidado de la vida.


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